Preparando los cuentos para las guarderías para celebrar el día del libro una de mis alumnas me habló de este precioso y divertido cuento espero que a vosotros también os guste...
Inicialmente es un cuento destinado a hacer ejercicios con la boca y la lengua pero la verdad es que es muy divertido, mi bebé de 5 meses se queda embobado...
A continuación os dejo el texto del cuento, pero como siempre digo, "los cuentos son para ser contados"... Leedlo primero para vosotros, para haceros una idea y luego jugad con el cuento para que vuestros pequeños disfruten...
EL GUSANITO Y LA SEÑORA LENGUA
Esta
es la historia de un gusanito
que
quería jugar con la señora lengua.
-La,
la, lala, lalaralalala. Chau, codito.
La,
la, lala, lalaralalala. Chau, hombrito.
La,
la, lala, lalaralalala.
Y
cuando llegó a la cabeza,
quiso
ir a visitar a la señora Lengua.
Bajó
por el ascensor, tocó el timbre
y se
escondió detrás de una oreja.
La
señora lengua abrió la puerta.
Miró
para adelante, miró para arriba,
miró
para abajó, miró para un costado,
miró
para el otro.
Y
como no vio a nadie cerró la puerta.
- Jajajajaja!
No me vio, no me vio, no me vio. Le
voy a
tocar el timbre de nuevo.
Y se
escondió detrás de la otra oreja.
La
señora lengua abrió la puerta.
Miró
para adelante, miró para arriba,
miró
para abajó, miró para un costado,
miró
para el otro.
Y
como no vio a nadie cerró la puerta.
-Jajajajaja!
No me vio, no me vio, no me vio. Le
voy a
tocar el timbre de nuevo.
Y se
escondió debajo de la cola.
La
señora lengua abrió la puerta con mucha fuerza.
Miró
para adelante, miró para arriba,
miró
para abajó, miró para un costado,
miró
para el otro.
Y
como no vio a nadie cerró la puerta
con
mucha fuerza.
-Jajajajaja!
No me vio, no me vio, no me vio.
Y
justo en ese momento la señora lengua
abrió
la puerta. Y lo vio al gusanito y le dijo:
-Brbrbrbrbrbr.
-Ay,
señora lengua, yo quería jugar con
usted,
nada más.
Y
como la señora lengua era muy buena, le dijo
que
cuando él quiera puede ir a su casa
a
jugar y a tomar la leche. Le dio un besito y cerró
la
puerta, pero ya no con fuerza,
porque
ya no estaba más enojada.
El
gusanito se fue muy contento.
Subió
por el ascensor y se fue cantando.
-La,
la, lala, lalaralalala. Chau, hombrito.
La,
la, lala, lalaralalala. Chau, codito.
Y me
voy a dormir, lalala.
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